sábado, 19 de diciembre de 2009

Un dia como cualquier otro.

Fue un día como cualquier otro
frió, nublado, en el cual apenas se podía divizar un rayo de luz en la distancia.
Posado en el umbral de un árbol observaba paciente pasar al mundo delante de él en busca de su siguiente víctima.
Tranquilo y oculto en sus pensamientos, desaparecía del mundo y navegaba en su propio mundo observando y al asecho.
Refugiado en su mundo encuentra sus paciones y sus ancias aumentan a cada momento, haciéndolas más y más difíciles de reprimir.
En ese momento de locura y perdición, logra divisar una nueva víctima, sobrepasa su estado de transe y ataca con todas sus fuerzas.
Fue un día como cualquier otro
Frió, nublado, lo único que cambio fueron sus ojos de amor.


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