La vio una tarde paseando por los bosques sin fin de las montañas de concreto. La vio y quedo perplejo con su belleza, no podía creer lo que veía, se fregó los ojos para comprobar que no estaba soñando, y decidió tomarla y llevársela con el.
Caminaba con la mirada perdida en ella. No veía nada más que a su preciosa flor. La tenia y no podía comprender la valiosa que era.
De repente se encontró perdido en este bosque de concreto y no le importo.
Lo único que le importaba era su bella flor.
jueves, 11 de octubre de 2007
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