miércoles, 5 de septiembre de 2007

Tic-Tac

Tic-Tac Tic-Tac sonaba el reloj marcando los segundos de este encuentro que se escurrían entre el silencio y las miradas que buscan una aportación. Tic-Tac Tic-Tac y todo sentido quedaba aislado del mundo y solo se podía escuchar el Tic-Tac de ese maldito reloj que con cada segundo que pasaba penetraba mas en nuestro ser.
Nuestras miradas se buscaban en la tenue luz del balcón sin éxito alguno. Tic-Tac Tic-Tac y la campana sonó indicando las 12 y el ruido penetrante de los campanasos nos expulso de ese umbral en el cual el sonido de los segundos al pasar nos había introducido. Tic-Tac Tic-Tac y la noche nos encontró envueltos en una lluvia de amor, en el que los sentido volvieron al cuerpo.

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